Hay
una historia aleccionadora, que parafraseo para usted: “En el pueblo había un
hombre modesto que a pesar de ser mil usos, siempre había vivido en crisis
económica, hasta que dio en el clavo, se dedicó a vender hot dog –perros
calientes–. No tenía radio, ni televisión, ni leía los periódicos.
Se
preocupaba mucho por dar publicidad a su negocio, colocando carteles de
propaganda por todo el pueblo, también ofrecía su producto en voz alta, atendía
con limpieza, esmero y amabilidad a su clientela. Las ventas fueron aumentando
cada vez más; compraba el mejor pan y la mejor salchicha.
Llegó
un momento en que fue necesario comprar un carrito más grande, para atender a
la creciente clientela. El negocio prosperaba. Sus hot dog –perros calientes–
eran los mejores de la región.
Venciendo
su crisis económica inicial, pudo pagar una buena educación a su hijo, quien
fue creciendo y fue a estudiar Economía en la mejor Universidad del país.
Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que su padre
continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él:
—
¿Papá, qué usted no escucha la radio? ¿Usted no ve la televisión? ¿Usted no lee
los periódicos? ¡Hay una gran crisis en el mundo! ¡Y la situación en la
economía de nuestro país es crítica! ¡El precio del petróleo está cayendo, el
peso se está devaluando frente al dólar, la economía está mal! ¡Estamos en
plena crisis!
Después
de escuchar las consideraciones de su hijo, el padre pensó, mi hijo tiene la
razón, pues es Economista, lee periódicos, ve televisión y con miedo a la
crisis, el viejo buscó el pan más barato […más malo] y comenzó a comprar la
salchicha más barata […la peor] y para economizar, dejó de hacer sus carteles
de propaganda.
Abatido
por la noticia de la crisis, ya no ofrecía su producto en voz alta, ni atendía
con entusiasmo a sus clientes. Tomadas todas esas precauciones, las ventas
comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo, hasta llegar a niveles
insoportables. El negocio de perritos calientes del viejo, que antes generaba
recursos para que el hijo estudiara Economía, finalmente quebró.
Entonces
el padre, muy triste, le dijo al hijo:
—
¡Hijo!, cuánta razón tienes, estamos en medio de una gran crisis y le comentó
orgullosamente a sus amigos:
—
Bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Economía, él me avisó de la
crisis.
La
moraleja es profunda: Cada quien construye sus propias crisis”1
Los
abuelos me han enseñado que toda crisis es oportunidad para el cambio, para
encontrarme conmigo mismo y darle ‘pa’lante’ porque “No hay árbol que no haya
sido movido por la tormenta” y la virtud de la tempestad, es que hace árboles
fuertes, no hay crisis que aguante a un hombre que pleno de pasión y fe,
trabaje 12 horas diarias.
La
mayor crisis es el desánimo, el darse por vencido, el dejar de luchar, no hay
en la vida triunfador que no haya pasado por la turbulencia de una crisis;
cuando reconoces que toda crisis llega para tu bien, la reconoces como una
bendición, el ser holístico que hay en ti se agiganta para encontrarse con su
destino.
El
hombre revela de qué está hecho y hasta dónde puede llegar, cuando se enfrenta
a una crisis, es ahí en donde descubre su temple y carácter, donde reconoce de
que está hecho; es ahí donde aflora la inigualable imaginería personal, los
dones y bienes que antes permanecían ocultos.
“Los
chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra crisis: una significa
‘peligro’, la otra ‘oportunidad’. En una crisis toma conciencia del peligro…
pero reconoce la oportunidad”
Crisis
y Oportunidad, son dos lados de la misma moneda de la vida. Es en una etapa de
crisis en la que el ser humano pone a prueba su coraje, tenacidad, ahí se
conoce a sí mismo y descubre ¿de qué es capaz?, ¿hasta dónde puede llegar?;
cuando no se desanima y sigue adelante, aflora el talento, nace el racimo de
oportunidades que antes se escondían… ¡llega el cambio!
Toda
crisis es una maravillosa oportunidad para enfrentar el miedo al fracaso y
redescubrir tus poderes; es una puerta
de acceso al éxito, la prosperidad, la abundancia, la armonía, “Los aviones se
levantan con el viento en contra… nunca a favor”
“En
el pueblo había una madre modesta, que a pesar de las crisis económicas,
lavando a mano y planchando ajeno, había enviado a su hija a estudiar a la
Universidad. Ésta, al recibirse –por ser una alumna distinguida– inmediatamente
encuentra trabajo. Al recibir el primer mes de sueldo, le llama a su mamá y le
dice:
—
¡Mamá!, te voy a regalar una lavadora.
—
¿Qué es eso mi’jita –dice sorprendida la madre.
—
Sólo tienes que echarle jabón, agua y la ropa sucia y te la lava, ¡ahhh!,
también te mandaré una licuadora.
Al
día siguiente la hija vuelve a llamar y le pregunta a su mamá: — ¿Qué tal te va
con la lavadora?
—
Con la grande muy bien mi’jita, pero la pequeña… ¡ME HIZO PEDAZOS MIS
CALZONES!”
1.http://www.coachingparaelexito.com/respiro/cuentos_metaforas/uno_construye_sus_propias_crisis.htm
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