El
Filósofo de Güémez afirma: “Hay pelao’s casados que son como los boilers de
leña: los primeros tres meses calientan mucho… después se la pasan tizne y
tizne”
Pareciese
que la frase se aplica al pie de la letra a Miguel “El Piojo” Herrera, los
primeros meses de su trabajo como entrenador de la Selección Nacional, tuvo la
sensibilidad y el oficio deportivo para hacer un rico maridaje, un
entreveramiento emocional entre jugadores, afición y medios de comunicación.
“El
Piojo” Herrera ofreció a la afición un nuevo proyecto futbolístico, una nueva
era, que desde el inicio hizo clic con la afición, y con jugadores como Vela,
que se negaba a participar en la Selección.
Herrera
asumió el cargo en octubre de 2013, con una Selección más golpeada que una tina
de albañil, tuvo éxito en los partidos de repechaje contra Nueva Zelanda en
busca del boleto al Mundial de Brasil 2014.
El
balance del “Piojo” en 37 partidos es positivo: 19 triunfos, 11 empates y 7
derrotas; llevó al Tri a los Octavos de Final de la Copa del Mundo en 2014; fue
penúltimo lugar en la Copa América de Chile 2015 y obtuvo el título de la Copa
Oro 2015.
Pero
queda claro que “En quienes participan en el fútbol, son personajes públicos
que representan –quiéranlo o no– a una institución y el fútbol, es mucho más
que ganar, empatar o perder; los partidos no terminan cuando el árbitro señala
que el tiempo se ha agotado”, el fútbol es un entreveramiento de valores, esos
que escasean en la política.
En
los seres humanos el temperamento, es factor de factores en el éxito o en el
fracaso, y al “Piojo” Herrera, si como futbolista en ocasiones le valió para
echarse pa’ lante y triunfar, el pasado lunes, en el aeropuerto de Filadelfia,
su temperamento le jugó una mala pasada, al agredir físicamente a Christian
Martinoli, comentarista de Televisión Azteca, “acción que opacó el título obtenido
una noche antes en la Copa Oro 2015”
En
mi pueblo había dos poetas populares, Don Esteban Núñez y Don Arnulfo Martínez,
cada que se veían tenían la virtud de hablarse en verso, cierto día Don Arnulfo
estaba sentado en una banca en la plaza, con su esposa, resguardándose del
tremendo calor bajo la sombra de un árbol, se echaba aire con su sombrero de
palma, en el mismo instante en el que pasó Don Esteban y le dijo:
“Pareces
recién casado,
con
el sombrero echándote fresco…
Don
Arnulfo volteó a verlo y le dijo:
Me
agarraste descuidado…
¡POR
ESO NO TE CONTESTO!”
Eso
le llamo inmediatez, que a los directivos del Fútbol mexicano les sobra, para
muestra la respuesta de Decio de María, designado como nuevo Presidente de la
Federación Mexicana de Fútbol, en sustitución de Justino Compeán, quien frente
a la agresión del DT de la Selección Nacional, inmediatamente tomó cartas en el
asunto, poniéndose en contacto con los dueños de los equipos y no dejar que
transcurriera el tiempo para tomar una decisión con respecto al “Piojo”
Herrera.
La
mayoría coincidió en que el "Piojo" fuese destituido, porque ha
dañado severamente la imagen del puesto Director Técnico del Tri y de la
Selección Mexicana.
En
un país en donde la violencia se enseñorea por doquier, la inmediatez de la
respuesta de los directivos del Fútbol Mexicano, es digno de encomio, va a
favor de los valores que necesitamos resguardar para las nuevas generaciones.
Resulta
que el niño filósofo llega todo sudado a casa y le dice a su Mamá:
––
¡Amá, amá!, en el entrenamiento de fútbol, el entrenador me dijo que soy una
auténtica promesa de gol.
––
¡Excelente mi’jito! –contesta orgullosa la Mamá, secándose las manos en el
delantal– ¿Y de qué jugaste?
––
¡DE PORTERO!