Soy un
Filósofo que jamás termina de divertirse, siempre inicio el día riéndome conmigo
y de mí mismo; reconozco al Señor en todo lo que encuentro, es el camino a mi
paz interior y a la sabiduría; me mantengo atento a las necesidades de los
demás, sin sentirme indispensable; sé que nada de lo que tengo me pertenece,
¡Aahh! y no me olvido de ser feliz.
Diariamente
miro con seriedad las pequeñas cosas de la vida y con tranquilidad las grandes;
con el mejor amigo del hombre –el tiempo– he aprendido a apreciar un abrazo y
una sonrisa y a olvidar un agravio, siempre pienso antes de actuar.
Soy un
viejo campesino que sabe que:
“Las
cosas materiales… son de la sociedad;
Los
recuerdos… de la mente:
Los
talentos… de las circunstancias;
Los
amigos… de la vida;
Mi
cuerpo… del polvo; y
Mi
alma…de Dios.”
Entiendo,
desde la cosmovisión que me heredaron los viejos campesinos, que cada día es
una ocasión especial; que la vida es un conjunto de experiencias para vivirlas
y gozarlas, por eso diariamente abro mis brazos al cambio, sin perder mis
valores.
Lo que
mejor atesoro son los momentos, porque la vida es sólo eso… momentos; disfruto
a plenitud, en su totalidad, el HOY, mi trabajo es escoger que clase de día voy
a construir; HOY puedo quejarme por el exceso de calor o frió o bendecir a Dios
porque me da un día más de vida.
HOY puedo
estar triste porque no tengo la ropa y el calzado de marca que sale en la tele,
o agradecer que tenga la salud de mi cuerpo; también puedo quejarme de escasez
de salud o regocijarme porque estoy vivo.
La
elección adecuada nos ayuda a estar bien, sabiendo que no son las cosas ni los
acontecimientos lo que nos hace sentir mal, sino que es el modo en que elegimos
transitar por la vida lo que nos ayuda a estar bien; elegir amor, crea amor,
elegir odio crea odio, es una relación infinita.
HOY, éste
Filósofo habrá de elegir amar, en vez de odiar; reír en vez de llorar, crear en
lugar de destruir; perseverar en lugar de renunciar; alabar en vez de criticar;
actuar en vez de aplazar; crecer en lugar de corromperme; orar en vez de
maldecir; vivir en lugar de morir; viajar en vez de estancarse; lavar en vez de
ensuciar; ayudar en lugar de hundir; dar la mano en lugar de dar la espalda.
Lo
anterior me recuerda que somos un país privilegiado:
“Sólo en
México… está bien hecho, lo hecho en México.
Sólo en
México…una pizza puede llegar más rápido que los bomberos.
Sólo en
México…es más fácil encontrar un expendio de cerveza que un policía.
Sólo en
México…es más fácil ser asaltado que conseguir empleo.
Sólo en
México…en un restaurante la gente ordena: pozole, menudo, quesadillas, sopes,
tacos,
gorditas, un pay de chocolate y un refresco de dieta.
Sólo en
México…las filas en las cajas rápidas son más lentas.
Sólo en
México…los indígenas de las zonas turísticas hablan inglés, francés, alemán,
italiano y
entienden poco el español.
Sólo en
México…a los ‘endejos les va bien; mira ese ‘endejo, ¡qué vieja trae!; mira a
ese ‘endejo
¡el carrazo en el que va!, mira ese ‘endejo ¡qué casona tiene!”1
1.https://edipo1000.wordpress.com/2011/01/24/como-mexico-no-hay-dos/
filosofo2006@prodigy.net.mx
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